
Van
de dos en dos; generalmente, dos hombres o una pareja de mujeres. A ellas las puedo reconocer de lejos
porque nunca visten pantalones, sino faldas largas, casi hasta el tobillo. A ellos porque visten porque pantalones de pinza y camisas impecablemente planchadas, con o
sin corbata y portando además una
pequeña cartera cruzada en bandolera y una biblia en la mano.
Hasta
ahora, cuando se me han acercado y me dan los buenos días, en el momento en que
me ofrecen su revista, me limito a contestarles:
-No
me interesa. Muchas gracias.
Con
el tiempo, me he dado cuenta que el método más expeditivo para disuadirlos es
levantar la palma en señal de alto. Ese simple gesto es como alzar un muro de mil
kilómetros; la persona a la que se lo haces se siente desarmado, sabe que entre
ellos y tú has cavado un foso tan grande como un abismo, y les estás diciendo: “Hasta aquí has llegado, amigo”.
El
otro día por la mañana cambié de idea. Les vi desde lejos y preparé mi mejor
sonrisa. Por el camino me habían ido entregando tres o cuatro folletos de
pizzerías, cortinas o empresas de reformas. Iba bien surtido.
-Buenos
días, señor –me dijo uno de ellos-. Como veo que a usted le gusta le leer,
permítame que le entregue este folleto.
-¿De
qué se trata?
El
hombre pareció animado con mi pregunta:
-¿Sabía
usted que hay millones de especies distintas sobre la tierra y sólo el hombre
es capaz de razonar?
-¿Entonces
son ustedes biólogos?
-No,
bueno, mire… Nosotros lo que queríamos era hablarle de Dios.
-Entonces
no hay ningún problema –dije-. Yo me paso el día hablando de Él. Ahora mismo
venía charlando con el de arriba. ¿Y de qué parroquia son ustedes?
-No
me ha entendido. Venimos del Salón del Reino de los Testigos de Jehová.
-Haber
empezado por ahí. Yo soy católico, apostólico, romano. No sé por qué ustedes se
avergüenzan de presentarse como lo que
son. Entonces esos folletos son de su secta.
-No
somos de ninguna secta. Somos una organización
cristiana.
-Pero
si soy de la Iglesia que fundó Jesucristo, y el sólo fundó una, ustedes tienen
que pertenecer a una secta.
-Que
tenga buen día, caballero, y que el Señor le bendiga –me despidieron
bruscamente, pero yo les retuve un momento más.
-Disculpe
si le he ofendido. Hagamos una cosa: yo me llevo su folleto y ustedes aceptan
el que yo les entregue de apologética católica la próxima vez que nos veamos.
-Verá,
Señor, es que no nos está permitido aceptar documentos de otras religiones.
-¿Y
cuál es el problema? Yo estoy seguro de mi fe y sé que ese panfleto no me va a
ser cambiar de idea. Si ustedes están seguros de la suya, ¿por qué les va a
importar leer unas letras sobre mi creencia?
Ya
se habían alejado cuatro o cinco metros de mí. El que llevaba la voz cantante
me dejó con la palabra en la boca y levantó su brazo en señal de alto. “Hasta aquí has llegado, amigo”.
Suele pasar.
ResponderEliminarLo curioso es que a ellos les preparan durante un tiempo y le dan estudios y sicologia para saber como responder y salir de situaciones comprometidas, se supone que van preparados cuando salen al fin a predicar.
Yo pertenezco al camino neocatecumenal dentro de la Iglesia católica. Y en más de una ocasión también salimos a la calle a anunciar publicamente el evangelio. A diferencia de ellos, el sacerdote nos da la bendición y la biblia en mano y nos suelta en la calle. Se pasa muy mal, pero descubres que es Dios quien pone palabras de sabiduria en tu boca y que te ayuda a saber que responder y como actuar aún cuando no tienes ni puñetera idea de lo que te va a salir de frente.
Y sí la mano en alto es efectiva, yo ante ella doy los buenos dias o tardes y me retiro dando las paz. luego interiormente pido por la persona.
Los de la foto no son testigos de Jehova , son elderes , miembros de la iglesia de jesucristo de los santo de los ultimos dias
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