En
su obra, Dios necesita de ti, el
padre Leo J. Tresse cuenta este hecho que conoció de primera mano:
-¡Ven aquí, Timmy, ven aquí! –le
gritaba su madre-. ¡No atravieses el seto!
Pero Timmy no le hizo ningún caso.
Traspasó el seto y sorteó hábilmente los automóviles estacionados en la
calzada, donde un coche que pasaba le lanzó por los aires. Su cuerpecillo roto
fue a caer en brazos de su madre.
El padre Trese hace una reflexión
sobre este suceso:
“Dejando aparte de que Timmy era
demasiado joven para responder de sus actos, la escena recuerda mucho a la
actitud de Dios con los pecadores. “Ven aquí, ven aquí”, grita ansiosamente,
con su gracia, cuando un alma corre hacia el pecado. Pero el pecador, ajeno a
todo lo que es su deseo, hace oídos sordos a la voz de Dios y sale
voluntariamente al encuentro con la muerte”.
Para quienes reclaman a Dios que
intervenga cada vez que los impulsos humanos, la furia de la naturaleza o las
catástrofes naturales nos sacudan con el horror de la tragedia, le están
pidiendo que cambie las reglas de juego a mitad del partido, que suspenda las
leyes sísmicas para que no ocurran terremotos o los procesos climáticos para
detener torrentes o calmar huracanes; que transforme un instante el corazón de un criminal
privándole de su libertad para elegir que impida que un tren descarrile o un coche
se estrelle contra un árbol.

Se olvidan también que, para los
inocentes destruidos por el hombre perverso, la misericordia de Dios dura para
siempre, que el dolor sufrido puede significar el gozo perpetuo. Hasta un
filósofo tan poco religioso como Kant supo verlo cuando dijo que “Dios bien
podría compensar infinitamente cualquier tragedia con una eternidad feliz”.
Si Dios impidiera el sufrimiento,
neutralizaría también la libertad del hombre para elegir entre el bien y el
mal, y anularía por completo el libre albedrío. Supongamos que cada vez que
vayamos a hacer algo (asaltar una joyería, cometer adulterio o gastarnos en
copas el sueldo del mes) una fuerza extraña cerrara un lazo sobre nosotros y
nos impidiera movernos. Ese principio se aplicaría también a nuestras palabras
cuando vamos a soltar una mentira, decir una palabrota o blasfemar; a nuestras
miradas y hasta a los pensamientos más ocultos. Ocurriría como en esos
programas que en horario infantil hacen sonar un pitido cada vez que alguien
suelta un taco, o como cuando en la tele una imagen pixelada hace borrosa la
figura de los cuerpos desnudos. Dios no quiere santos a la fuerza, la bondad no
puede ser dirigida o estar carente de méritos, el mal no puede ser prohibido
por decreto divino porque entonces el hombre ya no tendría derecho a ser
heredero del reino de los cielos.
Los incrédulos suelen lanzar esta
objeción a la creencia en Dios:
Si Dios es padre, carece de poder
para ayudar; si es todo poderoso, entonces es cruel porque no quiere ayudar.

Después las matanzas de los mártires
cristianos, la Iglesia se extendió por el mundo, millones de paganos conocieron
a Cristo y salvaron su alma. No podía dar libertad a Herodes sin poner en
peligro a los santos inocentes. Tras el terror de la revolución francesa, la
Iglesia vivió un florecimiento y surgieron santos tan grandes como el cura de
Ars. “El hombre verdaderamente bueno es solamente el que ha podido ser malvado
y no lo ha sido”, dijo Nicola Ioarca. Si interviniera de oficio siempre que el
corazón humano se desviase, el libre albedrío se convertiría en una farsa.
La
Cruz y el Microscopio (13)
Toda una vida para adentrarse en la conciencia de uno mismo y descubrir en ella a Dios mismo....la Libertad hay que ejercitarla dia a dia eligiendo siempre lo recto y ayudado siempre con la Gracia. Pues sin ella no hay discernimiento....y siempre que se elija la Libertad hay persecución....esa es la realidad. El camino a seguir son los pasos de Jesus y con El vamos a la muerte para resucitar constantemente.
ResponderEliminarMil gracias.
ResponderEliminarComo en el post de hoy no has puesto para comentar, lo hago aquí. Y leyendo estos días , los textos de La Cruz y el Microscopio, tengo que decirte que me dejas KO. Me siento pequeño ante muchas cosas, y me pregunto, como puedo recibir tanto, con lo poco que doy...
ResponderEliminarUn abrazo
Hermano Saulo disculpe si comento aqui sobre el post de hoy (4),pero esque no queria retirarme sin decirle lo hermoso de sus post.
ResponderEliminarNuestra afliccion encierra una bendicion oculta...que maravilla,queda uno con tantas respuestas hermosas y sencillas.
Mil gracias,bendiciones.