miércoles, 29 de agosto de 2012

Jinetes Caídos (2)



Escribe Thompson estos versos:

Le huía noche y día
a través de los arcos de los años,
y le huía a porfía
por entre los tortuosos aledaños
de mi alma…
He escalado esperanzas,
me he hundido en el abismo deleznable,
para huir de los Pasos que me alcanzan:
persecución sin prisa, imperturbable,
inminencia prevista y sin contraste.
Les oigo resonar… y aún más fuerte
una Voz que me advierte:
“Todo te deja, porque me dejaste”.

            ¿Cayó San Pablo de un caballo?

Si le preguntásemos a los creyentes, qué fruto fue el que comió Eva invitada por la serpiente, la mayoría contestaría que una manzana, pero ese nombre y ese fue fruto no son los que se nombran en el Génesis.

Lo mismo ocurre con San Pablo y su famosa caída. En el capítulo 9 de los Hechos de los Apóstoles, se narra la conversión de San Pablo de esta manera:

“Iba de camino, ya cerca de Damasco, cuando de repente lo deslumbró una luz que venía del cielo. Cayó en tierra y oyó una  voz que le decía:

-Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

Contestó:

-¿Quién eres, Señor?

Le dijo:

-Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Ahora levántate, entra en la ciudad y allí te dirán lo que debes hacer”.

Por ningún sitio aparece ningún caballo, pero todos damos por supuesto que fue derribado montado sobre este cuadrúpedo. Ya sea montado a caballo, camello o a lomos de un asno, lo cierto que San Pabló cayó. Su soberbia de perseguidor de Cristo fue humillada y cegada por la verdad de Aquel a quien perseguía.

Este tipo de conversiones que tumban de los potros del ateísmo, del racionalismo, se ha repetido a lo largo de la historia, a veces de forma sutil, madura a fuego lento, pero en otros momentos la mano izquierda de Dios necesita soltar un mandoble, como el caso de Pablo, para que nos paremos a mitad del camino y nos atrevamos a mirar a los ojos de Quien nos habla, a la Verdad absoluta.


Jesús habla todos los lenguajes

            Una de las cosas que siempre me ha llamado la atención es la forma en que el  Señor se muestra a cada persona. Si quiere tocar a un evangelista y su obsesión por la Sola Scriptura, no envía a las casas a un dominico o a un jesuita a que les dé un curso de apologética católica. Con la palabra de Dios en la mano, Satanás quiso poner en aprietos al mismo Dios; por eso muchos creen que el demonio fue el primer protestante.

Dios, hace algo más eficaz: siembra en sus corazones la inquietud por profundizar en las enseñanzas bíblicas y cómo las entendieron los Primeros Padres. Cuando deciden emprender ese viaje, el camino de regreso no les devuelve a donde estaban, sino que toman la dirección de Roma.

Cuando trata de convertir a un judío, se muestra como el judío que fue. Cuando trata de transformar a un ateo, entonces no hay medias tintas y lo lleva a la Iglesia o se le muestra de una manera rotunda, como le sucedieron a Alfonso María de Ratisbona o André Frossard.

Si la oveja que se le ha perdido es un pecador irrecuperable, se adentra en las cárceles o le sigue a la misma muerte como a la doctora Gloria Polo, a la que el Señor le dio una segunda oportunidad con la condición de que contara al mundo su experiencia increíble hasta mil veces mil.

En los siguientes post veremos cómo Cristo reúne a su rebaño en experiencias que se repiten:

Al entrar en una iglesia en busca de un amigo,

 Al borde del delito,

En la cárcel, En el dolor,

Con una Presencia extraordinaria,

Oyendo voces o Locuciones que le ponen en camino,

En mitad de la muerte,

En el Dolor.

Al oír hablar a otros

El Hecho milagroso

En cada una de estas experiencias veremos elementos comunes de personas totalmente distintas entre sí que manifiestan la voluntad del Señor de transformarlas para siempre. Es la firma de Dios.






2 comentarios:

  1. Guauu!!! no conocia la historia De Alfonso Maria de Ratisbona y Andre Frossard...me quede con lagrimas en mis ojos de tan hermosas conversiones,la de mi compatriota la Dra Gloria Polo si,igual de bella.
    Como me gusta su blog Hermano Saulo.( Ya se!!! vuelvo y se lo escribo...jajajaja)

    Mil bendiciones y un fuerte abrazo desde la distancia.

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  2. Estoy deseando de leer esas entradas. Una de las cosas que me más me gusta de Jesucristo es el modo en que sin perder su Gloria, busca a cada persona bajando a su condición. Eso es lo que me más enamoradita me tiene de Él.
    Un abrazo.

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