Según los calumniadores
habituales, ahora resulta que la Iglesia tiene armas. No me extrañaría que en
las cocinas de la difamación donde tanto charlatán anticatólico elabora sus bombas
fétidas estén a punto de lanzar la noticia de que el ejército vaticano ha
lanzado sus misiles de largo alcance sobre aldeas del tercer mundo.
La
cosa tiene su gracia y ocurrió así:
1º.
Un periódico laico italiano -¡ay, laicismo, cuántas mentiras se pronuncian en
tu nombre!- se hace eco de un rumor internero y publica que la Iglesia, a
través del Instituto para las Obras de Religión, o lo que es lo mismo, los que
se encargan de recoger lo donativos que se recogen para los pobres, es uno de
los mayores accionistas de un fabricante de armas italiano.
2º.
Enseguida, a través del copia, pega y engorda de los embusteros anticlericales,
un bloguero lanza a los pocos días el siguiente bulo:
“El Banco Vaticano es el mayor accionista de
la principal fábrica de armas italianas”.
En
este escalón de la intoxicación, el Vaticano pasó de ser uno de los mayores, al
mayor de los accionistas, y Beretta –el productor mencionado- pasó a subir un
montón de peldaños en el escalafón, y ya no era uno de los principales, sino el
número uno.
3º.
Ya tenemos armado el muñeco y sólo hay que ponerlo guapo; unos cuantos kilos de
exageración por aquí, otro poco del maquillaje de tergiversación por allá, y
logramos que decenas de miles de páginas se hagan eco del infundio. Hasta que
un diario centroamericano lanza en su primera página.
“El Banco Vaticano es mayor accionista de
armas del mundo”.
Para ilustrar
la información, aparece un cardenal empuñando un rifle balalaika del tamaño de
un bazoka mientras enfoca un objetivo imaginario.
En
resumen, el proceso fue éste:
1. La
Iglesia es el mayor accionista del fabricante de armas Beretta.
2. Beretta
es el mayor fabricante de armas del mundo.
3. La
Iglesia es el principal accionista del mayor fabricante de armas del mundo.
4. El
dinero que la Iglesia poner para fabricar, vender y hacerse rico con las armas que
matan a tanta gente, sale del dinero donado a los pobres.
Pero
la realidad es menos cinematográfica de lo que le gustaría a los difamadores.
1. Beretta
no es el mayor fabricante de armas del mundo.
2. Beretta
ni siquiera es el mayor fabricante de armas de Italia.
3. Beretta
sólo fabrica pequeñas pistolas.
4. La
Iglesia no tiene acciones en Beretta.
5. La
foto del cardenal con el rifle fue tomada durante una visita del monseñor al
museo de la Guerra Fría. El rifle estaba descargado y ningún pobre resultó
herido. Ni siquiera ningún bloguero recibió el más pequeño rasguño.
6. Atención
usuarios de facebook y otras redes: cuidado con las fotos que cuelgues. Podrían
sacarte una instantánea posando con una mandíbula de dinosario en la mano, y aparecer
al día siguiente el retrato en algún periódico pogre con un pie de foto que
diga: “Este el el individuo que acabó con
el último Plateosaurus”.
Durante años, los mismos que pusieron en las manos de
la Iglesia un rifle de asalto cargado, fueron los que repitieron una y otra vez
que el Vaticano vendía preservativos. Los que hace unos meses esparcieron la
calumnia de que la curia fue la que secuestró y asesino a la adolescente hija
de un diplomático en una orgía de sangre y sexo. Los mismos que, hará un par de
años, emitieron un reportaje en una televisión británica acusando a unos
sacerdotes de abusar de jóvenes indígenas en las misiones africanas. Llegaron a
entrevistar a la mujer y mostrar al hijo. El religioso fue apartado de su
ministerio, fue sometido a la pena de telediario habitual durante los meses que
duró la investigación hasta que, -¡ay, laicismo, cuántas mentiras se cometen en
tu nombre!-, hasta que, digo, las pruebas de ADN exculparon a ese sacerdote al
que nadie creyó.
En los
años 93, el cardenal estadounidense Joseph Bernardin fue llevado a juicio
acusado de haber abusado de un joven seminarista. Entre otras cadenas, la CNN –otra infame cadena anticristiana- le
acosó y le acusó inmisericordemente, hasta que el propio acusado reconoció que
todo era mentira y que le habían pedido que culpara al cardenal.
Einstein
dijo que es más fácil descomponer un átomo que un prejuicio. La calumnia nunca sale
gratis: daña tanto al que la practica como al que la sufre, deja cicatrices que
jamás se cierran y son las fuentes nauseabundas de las que brotan las leyendas negras que enfangan el buen nombre
de personas, grupos e instituciones.
En
cuanto a leyendas negras, los cristianos y la Iglesia cargamos con la culpa de
casi todas las que han surgido desde que Cristo anduvo por los caminos de
Galilea.
“Si el Tíber baja muy caudaloso o el Nilo muy
bajo, si el cielo permanece cerrado o la Tierra se mueve, si llegan la peste o
la hambruna, el grito es ‘¡Los cristianos al león!”.
Con
estas palabras Tertuliano resumía el problema de las persecuciones
anticristianas. La celebración eucarística era mostrada como un asesinato
ritual; por consumir las especies sagradas se decían que los creyentes eran
caníbales, se les acusaba de incesto y orgías rituales. Luego vino Nerón y
quiso endosarnos el muerto del incendio de Roma, y, desde entonces y a lo largo
de la historia, ya no hay matanza, epidemia o guerra que no cuente con un papa
como sospechoso habitual. Durante la guerra civil española, un convento
madrileño estuvo a punto de ser saqueado porque se corrió el rumor de que las monjas
regalaban a los niños caramelos envenenados.
Ya
sabemos que los difamadores anticatólicos hacen carrera: cualquier falacia que
publiquen en contra del Papa o del clero tiene el éxito asegurado: un becario
con ganas de colgarse una medalla que lanza un infundio descabellado, una
solemne bobería que es contada en tono académico, una red de distribución que
propaga rápidamente la calumnia viral a través de foros y webs, un copia y pega
que se extiende con la rapidez de un plaga, y un coro de embusteros solidarios
que hacen la ola a cualquier patraña, y ya una nueva leyenda negra ha irrumpido
en la historia, de esas que son imposibles de deshacer ni lavándolas con la
verdad.
Noticias
tan grotescas como éstas no pasarían de ser un mal chiste contado por un idiota
si el objeto del infundio no fuera el catolicismo y el sujeto que la propaga un
vulgar cristofóbico con el talento de un
fotógrafo invidente. ¿Creen ustedes que los periódicos involucrados han
rectificado? ¿Cree alguien que han pedido perdón? Primero lloverá café en el
campo, y para entonces ese bulo tan primitivo seguirá alimentándose en Internet
con la fuerza de una epidemia.
Los mrfiod fr comuncación actuales slo tienen unobjetivo VENDER y hacer carnaza, Parece que un de las asignaturas es el juego de la cadena de la frase repetida de uno a tro de forma rapida que llega al final totalmente desvirtuada. Tsl cual las noticias que se suceden actualmente , matan a famosos enferomos antes de que les haya llegado su hora sin pudor para ser los primeros en publicar.
ResponderEliminarComo me gusta leer tus escritos,usas palabras tan sencillas para decir verdades tan grandes!!!
ResponderEliminarBendiciones.